viernes, 10 de agosto de 2007

patentes y medicamentos

Hace un par de días utilizaba el chupachús como ejemplo de producto cuya comercialización estuvo protegida hasta 1974, momento en que se abrió el mercado a nuevas empresas que empujaron los precios a la baja. En ese caso no hay mucho que objetar a la existencia de patentes: la empresa se asegura beneficios, sufraga los costes inciales y además obtiene fondos para seguir desarrollando nuevos productos. Pero en cuanto se le empiezan a dar vueltas al asunto, surgen algunas preguntas:

  • ¿Qué es realmente un producto nuevo, que merezca protección frente a la competencia? Por ejemplo, ¿lo sería un chupachús con forma de cubo? ¿Parece lógico que alguien pudiera patentar este tipo de caramelos o, por el contrario, debería considerarse que no es más que una variante del verdadero invento que es el chupachús?
  • Dando por hecho que algo sea innovador, ¿cuántos años ha de durar la patente? Una posible respuesta sería: los años que haga falta para amortizar el coste inicial de invención y desarrollo del producto. Es una posibilidad, aunque poco operativa.
  • Supuesto que algo es realmente nuevo y que sabemos cuánto tiempo tardará en amortizarse la inversión, ¿qué pasa si el producto en cuestión es de primera necesidad para mucha gente?
Estas son las cuestiones que se dirimen en el contencioso de las principales multinacionales farmacéuticas con el gobierno indio. El producto en cuestión: los medicamentos, especialmente los que resultan muy costosos (básicamente, tratamientos contra el cáncer y el VIH/SIDA). Las preguntas anteriores se concretan en las siguientes:
  • ¿Es socialmente aceptable que la protección de los derechos de las farmacéuticas les genere importantes ingresos si ello conlleva privar a una parte de la sociedad del tratamiento porque no se lo puede permitir de forma particular o no puede financiarlo el estado?
  • Si lo fuera, y conociendo que las cifras de beneficios de las grandes farmacéuticas son a menudo astronómicas, ¿no podría recortarse la duración temporal de las patentes para que pudiera acceder antes más gente a los tratamientos?
  • Y, en todo caso, ¿el desarrollo de ligeras variantes de los medicamentos debería estar protegido, o sólamente en los casos que realmente tienen nuevas propiedades?
En los últimos años, el gobierno indio ha respondido a estas preguntas de manera tremendamente contundente. De ahí la controversia suscitada frente a las empresas farmacéuticas.

4 comentarios:

Tesa Medina dijo...

Hola, tentetieso, ¿qué tal? Dejaste tus huellas en mis moreras y las seguí hasta llegar a tu punto de partida. Los de las farmacéuticas es un tema sangrante, porque con sus desorbitados intereses económicos dejan a los países pobres sin la posibilidad de fabricar genéricos más baratos. No parece importarles tanto que los enfermos de estos países mueran por su codicia. Por fin, uno de estos grandes, Novartis, ha perdido la batalla.

Te recomiendo el blog, TRACONDRA donde hay un post muy interesante sobre este tema.
Besos, y gracias por tu visita y comentarios.

tentetieso dijo...

Hola Tesa. Estoy de acuerdo en lo que dices, pero estas cosas son complicadas de entender (qué intereses hay enjuego, qué pueden hacer los gobiernos, cuál puede ser el papel de la sociedad civil...) y el tentetieso está tratando de aclararse un poco.

Gracias por recomendarme ese blog, ya me he pasado por allí y siempre se aprende algo.

Saludos esperanzados.

Anónimo dijo...

Una vez más he fallado en mi intento de dejar un comentario por aquí. Pero como yo no me rindo (salvo que tenga mucho sueño o que me chantajeen con castañas asadas)aquí estoy de nuevo. Luego lo borras, vale? Bloody.

tentetieso dijo...

Eh, bloody, que ahí está el comentario. ¿Qué es lo que ha fallado? Ay, la tecnología, cuántos males de cabeza provoca (y luego te das cuenta de que todo es fácil, ¡cuando ya sabes hacerlo!).

Dejemos las castañas asadas para el otoño, que aún es agosto, si ete parece ;-)

Saludos contumaces.