lunes, 31 de diciembre de 2007

buen cabo d'año

Siempre entrañable Liniers.

juego de lágrimas

Este último día del 2007 sigue teniendo la banda sonora de la película de ayer. No es la forma más alegre de despedir el año, pero tampoco creo que sea una mala manera. En todo caso, hay sentimientos que no se eligen. Llegan.


Boy George: The crying game

I know all there is to know about the crying game.
I've had my share of the crying game.
First there are kisses, then there are sighs,
and then, before you know where you are,
you're sayin' goodbye.

One day soon I'm gonna tell the moon about the crying game,
and if he knows maybe he'll explain
why there are heartaches, why there are tears,
and what to do to stop feeling blue
when love disappears.

I know all there is to know about the crying game...

Don't want no more of the crying game...

Sé todo lo que hay que saber del juego de lágrimas.
He tenido mi parte del juego de lágrimas.

Primero son besos, luego miradas,
y después, antes de que te des cuenta de dónde te encuentras,
estás diciendo adiós.

Un día de estos le hablaré a la luna del juego de lágrimas
y si ella lo sabe tal vez me explique
por qué duele el corazón, por qué hay lágrimas
y qué hacer para dejar de sentirse triste
cuando el amor desaparece.

Conozco todo lo que se conoce del juego de lágrimas...

No quiero saber más del juego de lágrimas...

domingo, 30 de diciembre de 2007

llorar y llorar

Llevo un rato llorando sin parar. A solas, en la oscuridad. A mitad de la película he sentido algo parecido al momento en que se abre por primera vez una botella grande de Coca-Cola. El líquido se vuelve gas, pierde color, se convierte en una nube parda burbujeante que busca escapar del recipiente y rebosa la botella en cuanto se retira el tape. Pues igual. El estómago ha empezado a cosquillear, las vísceras se han desintegrado en partículas efervescentes, la presión ha ido subiendo calmada pero sin recular y al final ha estallado en un desesperado río de lágrimas. Aún no se ha secado.

Lo describió mejor en su momento Félix Romeo (lo recoge Merlín Púrpura en una entrada que un día después me resulta extrañamente premonitoria):

"Llevo un tiempo llorando sin parar y de verdad. Lloro y es como si tuviera dentro una brigada de limpieza. Sin detergente. Sin espuma. Sin lavadora. Aunque con centrifugado y secado. [...]

Llevo un tiempo llorando por todo. Y no lloro como un acto de la voluntad sino obedeciendo a mi cuerpo: de manera involuntaria, incontrolada. Aunque no me atrevo a escribir que indeseada. Lloro y el llanto me parece una extraña ITV a la vida."



Juego de lágrimas (The Crying Game). Neil Jordan, 1992.

presencia

Hoy, que su ausencia se hace más presente que nunca, no se me ocurre otra cosa que subir al blog el mismo viejo anuncio que lleva unos meses colgado de un imán en la puerta de la nevera.

sábado, 29 de diciembre de 2007

espíritu navideño

Que no se diga que no creo en el espíritu de la Navidad. Que, de los tres grupos en que dicen que se divide la humanidad, no se me incluya en el de los detractores -tampoco en el de los celebrantes fervorosos del nacimiento de un niño más divino que el resto de los niños que han nacido nunca. No, el espíritu de la navidad existe y lo he sentido. Fue el domingo pasado y queda este testimonio gráfico, tomado cuando ya había pasado la medianoche:


Es verdad que durante la infancia -qué lejos queda aquello- el espíritu llegaba con semanas de antelación y me acompañaba día tras día mientras dedicaba horas y pensamientos a la elaboración de murales escolares, de tarjetas de felicitación, de dulces típicos... También a la decoración navideña.. ¡incluso al canto de villancicos! Tiempos de ilusión. De esa misma ilusión que hoy ya no reconozco más que en la ambientación dulzona que emborracha los anuncios de la televisión en estas fechas tan entrañables.

Pero un día llega el desengaño. Igual que cuando se conoce la verdad sobre los Reyes Magos -ese montaje en que la humanidad adulta se compincha para abusar de la inocencia de la humanidad infantil- de repente un año la decepción se instala en cuanto se percibe que el espíritu comienza a retrasarse. Y tanto se retrasa que ya se conoce el gordo de la lotería y todavía no se le ha visto el pelo. A partir de ese año ya siempre será así. Con suerte, se dejará sentir la víspera de la nochebuena y se quedará un par de días.

Este año se apareció el día 23, se quedó unas horas y a la madrugada se esfumó. Desde entonces he seguido conjurando los elementos para atraerlo de nuevo. Pero nada. No ha vuelto a dar señales de vida. A estas alturas de la Navidad, es evidente que habrá que esperar ya hasta el año que viene.

(He empezado a escribir con un propósito decidido de transmitir un mensaje positivo. Ahora que me releo me doy cuenta de que la prueba no ha sido superada; para ello seguramente habría hecho falta la colaboración de ese espíritu ya ausente)

viernes, 28 de diciembre de 2007

dolores abisales

"Los viejos y ciegos dolores,
peces abisales,
que desde el olvido nos joden la vida...
No supimos nadar por el fondo,
bucear en la herida.
Cuando un te quiero
no es suficiente...

"Qué difícil mantener el rumbo,
tus tomentas y las mías...
Cualquier noche, mi amor, me derrumbo.
Ya no sé si continuar
o prefiero naufragar...



Doctor Deseo: Peces abisales
(descubierto gracias a Senses & Nonsenses)

viernes, 21 de diciembre de 2007

las alas del deseo

A los humanos nos gustaría ser ángeles, estar por encima del bien y del mal y poder contemplar las miserias de los demás desde bien arriba, protegidos por el escudo de la compasión.

Los ángeles de Wenders, sin embargo, contemplan a los humanos desde lo alto de la Columna de la Victoria y quieren ser como ellos y participar de esas miserias y revolcarse en el fango de los descampados berlineses.

Siempre ansiamos lo que no tenemos.



"Es fantástico vivir como un alma y ver día a día la eternidad de las personas siendo testigo de lo que sienten. Pero, a veces, la existencia espiritual es poco para mí. Quisiera dejar de vagar suspendido en el aire y sentir mi propio peso. Poner límite a mi infinidad y atarme a la tierra. [...]

Tener fiebre. Ensuciarme los dedos con el periódico. Emocionarme, no sólo como espíritu, sino por una comida o por la forma de un cuello, de una oreja. Mentir. Sin parar. Sentir el peso de mis huesos al caminar. Adivinar algo en lugar de saberlo todo siempre. [...] E incluso poder ser malos alguna vez. Enfrentarnos a todos los demonios de la tierra que se cruzan con las personas, pelearnos y echarlos de este mundo. [...]

Estar sólo. Indefenso. Estar serio. Nosotros sólo somos espontáneos dentro de nuestra gravedad. Sólo podemos observar, acumular, ver, certificar, proteger... ser espíritus. Siempre a distancia. Siempre en silencio."




El cielo sobre Berlín (Der Himmel über Berlin). Win Wenders, 1987.
(Gracias a la recomendación de Lovesick)

miércoles, 19 de diciembre de 2007

con el invierno en el balcón

Me preguntas qué hacer si el invierno está en el corazón. ¡A buen sitio vas a preguntar! Ya me gustaría saberlo.

La canción de Luz aporta la teoría. Creo que nos la conocemos todos. Cómo llevarla a la práctica es otro cantar -nunca mejor dicho.

Estoy convencido de que la vida, como todo lo que flota sobre el tiempo, está sujeta a ciclos. Igual que las estaciones se suceden en el año. Igual que las épocas de vacas gordas se alternan con las de vacas flacas en el sueño del faraón. Así que si esperas lo suficiente, llegará el deshielo. Eso sí, hay que tener paciencia y arrestos para sobrellevar la espera. Aunque no estaría de más buscar alguna receta para adelantar la primavera.

Por si te sirve, después de unos crudos días de invierno, algunos bajo cero (fuera, pero también dentro), en pleno abandono a la calma con la herida abierta, este mediodía he destapado las plantas del balcón al escaso calor de unos tímidos rayos de sol y esto es lo que me he encontrado:


Al menos hay alguien en esta casa capaz de seguir el consejo de Luz y encarar el mal tiempo con la mejor cara, optimista y luminosa.

Si la soledad te enferma el alma...

martes, 18 de diciembre de 2007

con el invierno en la ventana



Si la soledad te enferma el alma,
si el invierno llega a tu ventana,
no te abandones a la calma con la herida abierta;
mejor olvidas y comienzas una vida nueva.

Y respira el aire puro sin el vicio de la duda.
Si un día encuentras la alegría de la vida,
sé feliz,
sé feliz,
sé feliz,
sé feliz...

Sé feliz
con los colores de una mariposa,
vuela entre las luces de la primavera.
Si te imaginas que la lluvia te desnuda,
juega en los mares que despiertan a la luna.
Y sé feliz...

jueves, 13 de diciembre de 2007

el cielo bajo Berlín

De repente, un chaparrón.
Bendito mecanismo de la naturaleza
para bajar el cielo al mismo suelo.

Para que nadie pueda decir
que no ha caminado sobre las nubes.



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Berlín, 12/2007

miércoles, 12 de diciembre de 2007

el cielo sobre Berlín

Mediodía. Pero ya atardece.
El horizonte se inflama.
Y el aire se expande, se hincha,
se rompe de pura transparencia.



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Berlín, 12/2007

lunes, 3 de diciembre de 2007

loterías

Estamos en diciembre, el mes de la lotería. Un guiño al azar con el que alimentamos la esperanza de ser los elegidos entre millones de otros como nosotros, de ser señalados desde las alturas por el dedo dorado de la diosa fortuna.

La infección por el VIH es, hasta cierto punto, una lotería. Basta con comprar algún décimo, más o menos conscientemente, para tener alguna oportunidad de premio. A veces ni siquiera hace falta comprar el boleto: naces con él, como en el vídeo de abajo. Kenia, diciembre de 2007. Niños que nacen con el VIH porque no ha habido conocimiento por parte de sus madres ni medios para diagnosticarlo.

En muchos países, tener acceso al tratamiento es también una lotería. Depende de los recursos propios del gobierno y de las donaciones de organismos internacionales, siempre insuficientes. A algunos les toca y a la mayoría no. Guatemala, junio de 1999. Un sorteo y cuatro ganadores. Cuatro elegidos infectados por VIH que iban a recibir tratamiento durante un año. Los únicos cuatro enfermos para los que se disponía de tratamiento en aquel momento. Y sólo por un año. Hoy en día, en muchos lugares del mundo, las cosas siguen siendo parecidas.

Y es que vivir en uno u otro país también es, en buena medida, cosa del azar. No se elige el lugar de nacimiento y, visto lo visto, si no te gusta el que te ha tocado cada vez es más difícil moverse a otras tierras más favorables -o, al menos, supuestamente más favorables.

Por no hablar del tiempo. Hace nada tener un boleto del VIH significaba en unos pocos años la muerte asociada al SIDA. Hoy en día ya no hay premios gordos como aquellos -al menos en el primer mundo ya no se muere de SIDA. "Simplemente" se reparten algunas pedreas: controles médicos, prácticas preventivas, eventuales medicaciones, efectos secundarios (y también miedos, autolimitaciones, discriminación y rechazo).

Loterías que se acumulan las unas sobre las otras. Si juegas, el tiempo y el lugar importan en el premio final. Y mucho. Pero sobre estas dos dimensiones no tenemos elección. Ese es, ese ha sido, y ese seguirá siendo, uno de los grandes dramas del virus.


(Reportaje y entrevista a José Miguel Gutiérrez, de CESIDA, en La 2 Noticias-TVE)

sábado, 1 de diciembre de 2007

lluvia fina (otro 1 de diciembre)

Hace 25 años fue un chaparrón,
relámpagos y truenos en el cielo,
gente corriendo por las calles,
miedo al fin del mundo.

La tormenta amainó y hoy es lluvia fina,
llueve pero parece que no.
Nadie corre, nadie huye.
Las gotas salpican los cristales de las gafas
y empapan las camisas sin que uno se dé cuenta.

Pero de vez en cuando una gota inoportuna
se clava en una retina,
el mundo se empaña
y la humedad empieza a corroer las entrañas indefensas.

Las autoridades no cesan de advertir que hay que abrir los paraguas.
El temporal no ha amainado aún.

(Por cada seis nuevos blogs que se crean,
alguien más se infecta de VIH)