martes, 27 de mayo de 2008

rabioso presente

No me preocupa
si me vas a querer mañana,
simplemente quiéreme esta noche
y yo estaré bien,
estaré bien,
estaré bien
hasta mañana por la noche.


Martha Wainwright: When the day is short

viernes, 23 de mayo de 2008

indigestión de bits











Una de las metáforas más repetidas en estos tiempos cibernéticos que corren es que Internet es una ventana abierta al mundo. Vale, bien. Pero ojo con las ventanas, que permiten disfrutar de las vistas pero un exceso de ímpetu al asomarse puede acabar con una caída al vacío.

Busco información sobre vuelos. Algo que en principio parece concreto enseguida se multiplica en opciones y ramificaciones, un mundo ideal para el naufragio de un indeciso compulsivo. Para empezar, una amplia oferta de páginas ofreciendo vuelos: unas, la versión en la red de las agencias de toda la vida; otras, portales creados específicamente para Internet. Todas ofreciendo casi lo mismo -pero sólo casi. El destino está claro -¡menos mal!- pero las fechas admiten cierta flexibilidad -por si acaso, las propias páginas se encargan de recordarlo. Luego está la decisión sobre el número de escalas, casi siempre una como poco, pero pueden ser más. Distintas compañías, la mayoría indiferentes, aunque siempre hay alguna filia o fobia particular. Para llegar a los horarios: por supuesto, los de salida y los de llegada, pero también los de las escalas intermedias, que obligan a valorar el riesgo de perder el enlace en caso de retrasos...

Y los precios. Una batalla contra el tiempo en la que cada minuto cuenta. En la que un minuto puede suponer un ciento de euros. Vértigo. Tentación de colgarse de la pantalla en busca de un chollo imposible. Enganche ludópata en un juego no se sabe contra qué rival. Borrachera de adrenalina. Y como tal borrachera, abandono de la realidad. En algún momento una ráfaga de lucidez me hace darme cuenta de que ya no sé ni qué fecha, ni qué compañía, ni de qué manera estoy buscando -adónde sí, todavía, ¡menos mal otra vez!

Una llamada telefónica me baja de nuevo los pies a la tierra. Pero nada perdona la resaca.

El exceso de información me colapsa.

martes, 20 de mayo de 2008

road music

Medianoche. La luna brilla redonda en el cielo. Sus reflejos perfilan las abundantes nubes. Entre medio, negros huecos salpicados de estrellas. Abajo, la carretera está vacía como está vacío el camino a ninguna parte. Sólo dos viajeros despistados, de crucero hacia el sábado y hacia la capital.

La música suena a todo volumen en el único coche que hace cosquillas en el asfalto. Notas que hacen volar. Una voz abrazadora como la noche. Igual de transparente. Igual de fresca. Ligera y a la vez alimenticia. Banda sonora de un viaje que se hizo corto.



Caetano Veloso: Cucurrucucú, paloma
(en Hable con ella, de Pedro Almodóvar)

16/5/2008

lunes, 19 de mayo de 2008

de Madrid, el cielo


Dicen que de Madrid... al cielo.

Como visitante fugaz, de Madrid me quedo esta vez... con el cielo. Con el cielo recortado por torres y torreones, alerones y relojes, tejados y farolas, y estatuas, y caballos, y pretendidos rascacielos. El cielo vestido de nubes y a pesar de ello limpio y luminoso. O quizá por ello. Los rayos de luz reconfortan más cuando se abren paso con dificultad entre densas nubes grises. Por solitarios se hacen más protagonistas. Por escasos son más apreciados.

Baldaquino señorial de una tarde transparente de sábado.

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Madrid,17/5/2008

martes, 13 de mayo de 2008

perspectiva (temporal)

Gira tan despacio
que pareciera que no se mueve.
Como la vida.

Pero pasa una hora -sesenta escasos minutos-
y ha dado toda un vuelta.

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Londres, 1/5/2008