lunes, 20 de agosto de 2007

montaña rusa

La vida es subir y bajar.

Lo bueno de la caída es que en algún momento se tocará fondo y a partir de allí comenzará la subida. Sólo hay que tener paciencia -¿y quizá también fe?

Tras la tormenta viene la calma. Y qué rica esta calma.

Hay una viñeta de Tintín que para mí describe la situación a la perfección. La guardo en la memoria desde hace muchos años. Se parece a la que cuelgo aquí pero no es ésta. De hecho, no sé ni a qué álbum pertenece (¿El asunto Tornasol?).


Tintín y Milú viajan en un descapotable (¿amarillo?) por un camino bordeado de vegetación, el cielo se oscurece y se pone a llover con fuerza. Al poco rato, la tormenta amaina, las nubes desaparecen y el sol vuelve a brillar. Queda el agua de los charcos y las hojas húmedas de los árboles. Los rayos del sol se reflejan en la superficie del automóvil. Todo está limpio, brillante y fresco. El aire es de una transparencia exquisita. El mundo vuelve a ser un lugar acogedor.

Después de la tempestad llega la calma. Y sabe a gloria. Como la serena sensación de bienestar que deja la migraña cuando ya se ha evaporado por los efectos del naproxeno sódico.

(¡Ay, lo malo de las subidas es que son el presagio de nuevas bajadas!)

Micro film de Akinori Oishi; Viñeta de Hergé

2 comentarios:

Javier López Clemente dijo...

HOla.
Yo me atrevo a recomendar una banda sonora para esta entrada, con permiso:

http://www.youtube.com/watch?v=ir78BuUzuxg

Salu2 Córneos.

tentetieso dijo...

Hola corneomirón.

Petición atendida con mucho gusto (y no hace falta pedir permiso; como dice Jaume Sisa por aquí mismo, "casa meva és casa vostra").

Saludos ventoleros (de popa).