jueves, 5 de julio de 2007

viruses are all around


The Troggs: Love is all around
I feel it in my fingers,
I feel it in my toes,
[...] and so the feeling grows...

Lo admito, aunque me cueste: estoy malito. No me gusta nada sentirme enfermo, pero la realidad se impone. Lo siento en mis dedos, los de las manos y los de los pies... Unas décimas de fiebre, unos músculos doloridos, una boca pastosa y una cabeza entumecida son síntomas de que algún bichillo ha decidido hacer de mi cuerpo su morada. Morada temporal, espero. No hay sitio para más.

Las visitas, aunque sean bien recibidas, a menudo son mejor despedidas. Mi abuela tenía un conjuro contra las visitas que se demoraban demasiado. Consistía darle la vuelta a una escoba, colocarla detrás de la puerta y echarle sal encima. Alguna vez lo intentamos y no funcionó.

El caso es que anoche me metí en la cama temprano al calor de una infusión, me arropé, me deseé felices sueños. Esta mañana me he levantado a beber algo y me he vuelto a la cama.Hace más de un año que no hacía algo así. Has de tomáterlo con calma-me he dicho. Y me he descubierto ejerciendo de ángel de la guarda de mí mismo.

Los virus, como el amor, campan a sus anchas a nuestro alrededor. A veces nos pillan, a veces no. Hace falta cierta predisposición. Pero también hay un componente de casualidad muy importante. Hoy me ha tocado a mí. Sufrir los virus, digo.

(Para los escépticos -como yo-, diré que los ángeles existen. La prueba: The Troggs colaron uno en el video. Si detienes la reproducción a 02:49 minutos del final es posible que te pierdas en sus ojos y no te importe no seguir oyendo la canción)

(Otra acotación. Haciendo honor al título de esta entrada, me avisan por correo electrónico de que esta mañana desinfectaban mi lugar de trabajo contra la legionela, esa vieja conocida. Ya sé, es una bacteria, no un virus, pero qué más da. Vade retro)

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