Lo cortés no quita lo valiente, ni lo libertino lo coqueto. Así que La Magdalena, que lleva un tiempo haciéndose una limpieza de cutis, hoy ha comenzado a envolverse en tules de color rosa.
Hasta el hijo de un dios,
una vez que la vio,
se fue con ella.
Y nunca le cobró.
La Magdalena.
(con permiso de Joaquín Sabina, escúchese en la voz de María Jiménez)
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