martes, 3 de julio de 2007

abstracción cotidiana

A menudo paso por delante de esta obra de arte abstracto espontánea, graffitera y barriobajera y me detengo un momento a mirarla. Hoy hasta le he hecho alguna foto. Tiene la fuerza de la caligrafía cromática y de la textura de la madera y los papeles pegados sobre la que está pintada.

Lo mismo que la obra de Daniel Sahún, cuya antológica en el Palacio de Sástago se cerraba el domingo pasado -y casi se me escapa: la verdad es que la obra elegida para el cartel no era la que más me podía enganchar; menos mal que al final crucé la puerta y disfruté un rato la mañana dominical.

El arte está en los museos. Pero el arte también está en la calle. En cada pared, en cada esquina. Gratis, de día y de noche. Perfectamente se podría haber desmontado esta puerta y haberla colgado en medio de los cuadros expuestos en el palacio renacentista. Desde mi ignorancia académica -madre del envalentonamiento-, y con todos mis respetos por el artista (¿cuál de ellos, el antologizado o el anónimo?), no creo que hubiera estado fuera de lugar.

El arte está en los ojos del que mira (a estas alturas, cualquiera sabe quién fue el primero que dijo esto). Y, de esta forma, sin necesidad de pedir permiso ni pagar derechos a ninguna sociedad de autores/creadores, es y será siempre patrimonio universal. Afortunadamente.

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