Se vuelve siempre
a la ojeriza de los atardeceres,
a la lentitud de las noches
y al amargo sabor
de los amaneceres:
se vive, al fin y al cabo.
José Antonio Labordeta: Se vuelve siempre.
(Después de unos cuantos atardeceres, aquellos narcisos rozagantes me dejaron unas pocas flores agostadas. Los primeros son recuerdo, las segundas presencia)
Llorad, llorad, valientes. Un texto de Irene Vallejo.
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*El duelo hay que edificarlo sin prisa, con ritmos arquitectónicos*. Más y
más, mes a mes. No es una enfermedad de la que curarse lo antes posible,
sino ...
Hace 5 horas
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