miércoles, 22 de septiembre de 2010

ligereza

- ¿No te quieres casar conmigo porque no te hago reír? ¿Qué esperas de un marido? ¿Payasadas?

- No... Ligereza.





Cuando se lleva una carga involuntaria a cuestas, seguramente lo natural sea tratar de hacerla más llevadera compartiéndola con quien encuentras en el camino. No hay problema si en el camino también abundan quienes van repartiendo ligereza, el negativo de la carga. Matemáticamente, la situación se hace sostenible si las dosis compartidas de una y de otra se compensan aproximadamente. Si hay un claro desequilibrio, y me temo que suele ser a favor de las cargas, la ligereza puede hacerse tan necesaria como el aire que se respira.

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Père-Lachaise. Wes Craven. Cortometraje en Paris Je t'aime, 2005.
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