viernes, 28 de septiembre de 2007

toda la muerte por delante

Nunca pasa nada. Hasta que un día sobreviene un cataclismo. Por ejemplo, en forma de enfermedad sin aparente cura. Y entonces te das cuenta de cuánta razón tenía Lennon: la vida es eso que pasa mientras estás ocupado haciendo otras cosas.

Entonces quizá comprendas que necesitas a los demás. Y llegarás a aceptar que necesitas pedir ayuda. Incluso acudirás a ese hermano que es como si no conocieras, porque está lejano, infinitamente lejano. Aunque viva en tu misma ciudad.

Cada día estarás más débil. Pero tu hermano acudirá a cuidarte y os reencontraréis. Y entonces tanto tú como él os daréis cuenta de la fragilidad de la vida y os tomaréis en serio ese rincón del cuerpo donde viene estampada la fecha de caducidad. Y todo se volverá patas arriba.

Al principio te rebelarás contra la enfermedad. No te puede estar pasando a ti. Pero la lucha es inútil y las operaciones no servirán más que para dibujar cicatrices en tu pellejo. Hasta que un día te rindas, agradezcas a la medicina sus servicios y te sumerjas en el mar.

Tú no lo sabes, pero tu hermano agarra tu mano mientras te lleva la corriente.



Su hermano (Son frère). Patrice Chéreau (2003).
Adaptación de la novela Son frère, de Philippe Besson.

(En manos de los médicos nos volvemos un montón de carne, pinchada y atada por tubos de plástico por los que circulan líquidos amarillentos, mientras la banda sonora dispara repetitivos pitidos metálicos. Viendo esta película, que en ningún momento ahorra este tipo de crudezas, al tentetieso le llegan fogonazos de aquellos largos -ya lejanos- meses de verano atado a una cama y a una silla de ruedas, en que encontró manos hermanas que acudieron a cuidarlo. Pero los fogonazos más intensos le llevan a aquellos días desesperados en que la muerte y la legionella unieron fuerzas para arrebatarle a alguien demasiado cercano. Contra todo pronóstico, no lo consiguieron. Casualmente, estos días se cumplen años)

1 comentario:

hector toscano dijo...

gracias por haber pasado por mi blog, yo estaré espiando el tuyo.
un abrazo
héctor