Mandamiento de obligado cumplimiento el que recuerda Daniel Díaz en Ni libre ni ocupado. Y que, después de lo que escribí en su momento acerca de la abstracción cotidiana, no me queda más remedio que suscribir:
CONVIERTE LA VIDA QUE TE RODEA
EN UNA INMENSA OBRA DE ARTE
"El arte está en la calle. Está en la fachada de cualquier edificio emblemático, pero también en el sombrero de aquella mujer que ahora camina Gran Vía abajo. El arte está en cada paso de cada caminante, en las gafas de pasta negra del moderno de turno, en el cartel pegado con cinta aislante que anuncia un concierto al que nadie acude. Está en el chándal de la viuda arrastrando su carrito vacío en dirección al mercado, en el teléfono móvil sin cobertura del enamorado, en las ojeras del insomne que vive justo encima de un martillo hidráulico, en la gorra del repartidor de pizzas... El arte está en la voz metálica que te desea buen viaje tras llenar el depósito, en el color verde manzana de tu iPod, en el reloj solar de la azotea, en los labios brillantes de tu camarera.
Y así como las pastilla del inodoro tiñen de azul su agua, tú también puedes teñir de arte la vida que te rodea. Sólo tienes que abrir bien los ojos."
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