miércoles, 31 de marzo de 2010

compasión


Com-pasión. Syn pathos. Dolor compartido. Sentimiento en común.

El diccionario me corrige y me dice que este significado corresponde a "empatía" (capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos), porque la "compasión" va asociada a sentimientos de conmiseración y lástima. Y no se trata de eso. Aunque en estos terrenos es inevitable que los ingredientes de la receta se combinen en proporciones variables e incluso aparezcan trazas de componentes no deseados.

La primera vez que leí la palabra sympathetic en inglés pensé lo inmediato: simpático. Pues no (uno de tantos false friends): compasivo -o comprensivo, amable, incluso simpático, sí, pero no en el sentido habitual. Parece que en castellano hemos moldeado mucho las palabras que tienen que ver con los sentimientos desde su origen griego (pathos) y ni la simpatía ni la compasión son lo que su origen etimológico sugiere: comunidad de sufrimiento, de sentimiento. Tanto una como otra conllevan una distancia incompatible con un compartir de verdad.

(Alguno de estos días mi móvil estuvo permanentemente desconectado del mundo porque se le agotó la batería. A la noche, cuando me percaté, no pude sino interpretarlo como un gesto de profunda compasión.)

martes, 30 de marzo de 2010

desiertos



"Los desiertos, como los enfermos, son objetos, aunque vivos, al borde de todo, en proceso de consumación y fundamentalmente delgados. La piel de ambos es blanca-amarilla, y subsisten extenuados, aunque siempre encuentran un oasis genético que al final los salva. La carestía de recursos les lleva a fantasear situaciones de auténtica abundancia y placer, incluso en los momentos más duros alcanzan cotas de delirio casi lisérgico y acogen a todo tipo de criaturas extrañas en sus dominios con tal de sentir que alguien les quiere y se preocupa por ellos. También, la delgadez de ambos los convierte en los dos objetos más estéticos que pueblan la tierra, y es por eso por lo que Tom, que nació en la Little America y que sabe que ya nunca vivirá en la Nevada que vio crecer a sus padres, escogió la profesión de médico."

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Agustín Fernández Mallo: Nocilla Dream. Candaya, 2008.
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lunes, 29 de marzo de 2010

ramos



Aquel domingo, en la calle de Alcalá la florista no paseaba arriba y abajo los nardos apoyaos en la cadera. Aquel Domingo de Ramos vendía por unas pocas monedas los ramos de olivo con los que en la iglesia de al lado se conmemoraría con alegría que el Salvador entraba en la ciudad. Sí, el mismo al que cuatro días después se condenaría a muerte, prefiriendo dejar en libertad a Barrabás.

Ya hace dos mil años que los buenos más buenos se convierten en los malos más malos en cuanto se meten en donde no los llaman; oséase, en terrenos donde no conviene -llámense viejos crímenes del franquismo o modernas corruptelas levantinas.

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Madrid, 5/4/2009.

domingo, 28 de marzo de 2010

conspiranoico


Tanta manía persecutoria y tanta obsesión paranoica (con el último brote de tensión cospiranoica no resuelta llevamos desde el 11-M, y de eso hace ya seis años) han terminado por contagiárseme. Y últimamente me siento controlado, paranoico y perseguido y pienso que los españoles de a pie somos como las moscas que se cazan con un vaso, con su vida al albur de la voluntad de unos seres supremos (esa es la palabra, "supremos") de grandes ojos y largas manos que ríen histéricos pensando en el momento en que les van a cortar las alas, o a amputar las patas, o finalmente aplastarlas bajo sus puños de hierro.

Somos juguetes (aquellos indios y vaqueros de plástico verde, a veces granate) en manos de algún ente superior que controla sutilmente el cotarro desde lo alto, lo muy alto, lo tan alto que ni siquiera nos cabe en la cabeza, salvo por el hecho de que de vez en cuando se manifiestan y entonces sumamos dos y dos y el resultado aparece con proverbial claridad delante de nuestros ojos. Y entonces comprendemos que la democracia y la libertad no son pócimas anestésicas con las que nos rocían para mantenernos pacíficos y ocupados en nuestras miserias cotidianas y así no molestar a quienes cortan concienzudamente el bacalao.

Solo me ha faltado la puntilla de El Gran Wyoming para que me den ganas de echar a correr. Pero... ¿hacia dónde?

"Cuando Franco dijo: “Todo queda atado y bien atado”, para tranquilizar a los que creían que la dictadura moriría con él y pedían que su testamento político garantizara la continuidad del régimen para seguir manteniendo sus privilegios, muchos pensaron que se trataba de un farol. Ni en su delirio imperial más optimista Franco pudo imaginar que, 35 años después de muerto, en una democracia con una Ley de Partidos que impide la actividad política a los que, por ejemplo, justifican el racismo y la xenofobia, la justicia estaría del lado de Falange Española poniendo contra la pared a un juez por intentar investigar crímenes cometidos después de la Guerra Civil. Y eso cuando muchos de los asesinados aún figuran como desaparecidos y los cuerpos se encuentran esparcidos por cuentas y campos de la geografía española."

Viñeta de Manel Fontdevila

jueves, 25 de marzo de 2010

l'homme du train

Inventarse el camino.
Compartir el asiento.
Elegir la parada.

Todo un lujo. Tan al alcance de la mano que se nos escurre entre los dedos.



-Perdona... estás sentado en mi asiento.
-No, mira, mira el número. Es mi asiento.

-Ehhh... ¿Adónde vas?
-Por allí.
-¿Y tú?
-Por allí también.

-Ehhh... ¿Ese es tu asiento?
-No. Tengo el mismo que tú... Creo que se han equivocado.

-¡Ah! Llegamos a la estación.
-Yo sigo.
-Yo me bajo aquí.

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L'homme du train. Michael Kuntz, 2009.
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domingo, 21 de marzo de 2010

narciso


Cuenta una de las versiones de la leyenda que Narciso rechazó el amor que le ofrecía el joven Ameinias. Para rematar la faena, tentó a la suerte regalándole una espada. El amante despechado la utilizó para quitarse la vida mientras elevaba sus juramentos al cielo.

No debió de ser el primer devaneo en que Narciso jugaba a romper los corazones de sus pretendientes, porque los dioses ya lo tenían enfilado. El suicidio de Ameinias debió de ser la gota que colmó el vaso. Agotada la paciencia en el Olimpo, Némesis, la diosa de la venganza, fue la encargada de darle su merecido haciéndole probar las amarguras del amor no correspondido.

El amor es ciego y Narciso cayó en sus garras al verse a sí mismo reflejado en el agua. La ceguera le impidió darse cuenta de que el agua le devolvía su propia imagen y se dedicó a seducirse a sí mismo. Pero sin éxito alguno: el castigador, castigado. La desesperación por el fracaso fue tal que el donjuán siguió los pasos de Ameinias y se atravesó con su propia espada.

Su cuerpo muerto se convirtió en una flor ensimismada al borde mismo del agua.

(Tres narcisos ufanos han sido este fin de semana los embajadores que me ha enviado la recién estrenada primavera)

sábado, 20 de marzo de 2010

esterilidad

"El día que el interventor del banco, que trabajaba en el periódico local, le encargó a Robert, habida cuenta de su procedencia de la clase culta londinense, que escribiera una pequeña reseña laudatoria sobre la reciente construcción del nuevo campanario de la iglesia de Carson City, [...] ese día, decíamos, nadie supuso que Robert se encerraría en la cabina de su avioneta 3 días y 3 noches, quieto en el silencio mediático del hangar, con las manos sobre los mandos y la vista fijada en el horizonte artificial del panel de control, sin comer y apenas beber, sin admitir visitas y mucho menos sugerencias, para al final no entregar nada a la imprenta, y dirigirse directamente a su ventanilla del banco y decirle al primer cliente de la mañana:

Es cierto: hay algo más terrible que la muerte de una esposa: la carretera de línea discontinua que penetra en un pantano hacia un pueblo sumergido. [PAUSA] La rebaba que dibuja el agua donde termina el asfalto.


No es que el evento posea certeza alguna o clave de una ley universal, de hecho, es un acontecimiento que nunca saldrá en los libros de historia, es solamente la sensación sin probabilidad de equivocación de que en ese momento el mundo no cambió nada, y que en eso consiste la esterilidad humana."

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Agustín Fernández Mallo: Nocilla Dream. Candaya, 2008.
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lunes, 15 de marzo de 2010

dulzura


-"Debéis tener cuidado con la dulzura de las cosas"... ¿Por qué hay que tener cuidado con la dulzura de las cosas?
-Porque puede uno acostumbrarse.
-No creo que las cosas sean dulces.


Es cierto que muchas cosas no son dulces. Quizá hasta que son escasas. Pero haberlas, haylas.

Rebuscando en el álbum de fotos he encontrado esta campanilla florecida el invierno pasado, que me ha traído el aroma almibarado de las viejas estampas de felicitación de los tiempos de la abuela, con sus dosis de ternura, inocencia y -por qué no- cursilería en proporciones variables. Dulzura, en suma. Douceur.

domingo, 14 de marzo de 2010

trayectos (interiores) 10

Trayectos en invierno. Danza en interior, o mejor, danza a cubierto, porque no siempre se baila al abrigo del cierzo.


"Compañías, público, colectivos; en el fondo todos formamos parte de una comunidad de danza, artística y creativa." Las compañías, en la escena, como debe ser. El público, arrebujado en el vestíbulo del teatro (Principal) o en la orchestra del circo (romano) o entre las paredes del foro (romano, también). Y los colectivos... la sorpresa de esta edición: chicos y chicas de un par de colegios bailando contra las guerras y contra las fronteras. Mohammed, Jorge, Mohamadu, Mounia, Cristina, Fátima, Alexandru, Daniela, Fatna, Yolanda, Rocío, Ainara... El disfrute del juego salpicado por los nervios de la actuación en público.

EA&AE (87 grillos)

Taller de danza y arquitectura

Compañía de Danza Tenerías

Guy Nader & María Campos

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-Trayectos 08
-Trayectos 07

viernes, 12 de marzo de 2010

pantuflas

-¿Puedo pedirle una cosa?
-Por supuesto.
-¿Podría prestarme unas zapatillas?
-¿Por qué? ¿Le duelen los pies?
-Nunca me he puesto unas...

-¿Qué tal?
-Me equivoqué de vida.
-Ah, y tenga en cuenta que son nuevas. Las zapatillas, cuanto más usadas, más cómodas. Como una segunda piel. Camine un poco, a ver... Así no, hombre de Dios. Hay que arrastrar los pies. Como unas alpargatas, con el talón suelto.

Cuando llevas toda la vida con los pies embutidos en unas botas de cowboy (*), añoras unas zapatillas de andar por casa. Por eso es un privilegio cruzarte con alguien dispuesto a prestártelas. Eso sí, no sabes cómo ponértelas y mucho menos andar con ellas. Tranquilo, si hay voluntad es sólo cuestión de tiempo. O sea, que es sólo cuestión de voluntad.

Y de un espejo en que mirarse (**).



(*) Si, como acertadamente se ha escrito, esta película es un western (contemporáneo, pero western), las botas de Milan -Johnny Halliday- tienen que ser de cowboy. En otro tiempo y otro lugar tendría la cara de Clint Eastwood y el western, esta vez sin anacronismos, se llamaría Sin perdón.

(**) Milan es el espejo en que Mr. Manesquier -Jean Rochefort- se reconoce, aunque le devuelva una imagen que no le resulta familiar. Cosa de las ventanas que separan el dentro y el afuera (qué es qué depende únicamente del punto de vista), Mr. Manesquier es el reflejo que recibe Milan desde el otro lado del espejo. Cuando la atracción es tan intensa y, sobre todo, mutua, el cristal acaba por romperse.

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El hombre del tren. Patrice Laconte, 2002.
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martes, 2 de marzo de 2010

optimismo

"Todo sucede para bien" -dirá un optimista.

"Tout est au mieux" -ratificará Leibniz, susurrando al oído de Pangloss.

Y el Cándido de Voltaire fruncirá el ceño mientras mira de reojo la Lisboa devastada por el terremoto de mediados del XVIII.

Lo mismo que recela Paskaljevic en nuestros días, mientras otea el horizonte humeante de sangre quemada de su Serbia natal: "Efectivamente, Cándido, ser optimista es empeñarse en mantener que todo va bien, cuando en realidad todo está yendo mal".




(A principios del XX, Marx bien podría haber convenido con ellos que el optimismo es el opio de los desgraciados. Pero quizá con ese pensamiento se habría descubierto traicionando su propio ideario).

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Optimistas. Goran Paskaljevic, 2006.
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