domingo, 28 de marzo de 2010

conspiranoico


Tanta manía persecutoria y tanta obsesión paranoica (con el último brote de tensión cospiranoica no resuelta llevamos desde el 11-M, y de eso hace ya seis años) han terminado por contagiárseme. Y últimamente me siento controlado, paranoico y perseguido y pienso que los españoles de a pie somos como las moscas que se cazan con un vaso, con su vida al albur de la voluntad de unos seres supremos (esa es la palabra, "supremos") de grandes ojos y largas manos que ríen histéricos pensando en el momento en que les van a cortar las alas, o a amputar las patas, o finalmente aplastarlas bajo sus puños de hierro.

Somos juguetes (aquellos indios y vaqueros de plástico verde, a veces granate) en manos de algún ente superior que controla sutilmente el cotarro desde lo alto, lo muy alto, lo tan alto que ni siquiera nos cabe en la cabeza, salvo por el hecho de que de vez en cuando se manifiestan y entonces sumamos dos y dos y el resultado aparece con proverbial claridad delante de nuestros ojos. Y entonces comprendemos que la democracia y la libertad no son pócimas anestésicas con las que nos rocían para mantenernos pacíficos y ocupados en nuestras miserias cotidianas y así no molestar a quienes cortan concienzudamente el bacalao.

Solo me ha faltado la puntilla de El Gran Wyoming para que me den ganas de echar a correr. Pero... ¿hacia dónde?

"Cuando Franco dijo: “Todo queda atado y bien atado”, para tranquilizar a los que creían que la dictadura moriría con él y pedían que su testamento político garantizara la continuidad del régimen para seguir manteniendo sus privilegios, muchos pensaron que se trataba de un farol. Ni en su delirio imperial más optimista Franco pudo imaginar que, 35 años después de muerto, en una democracia con una Ley de Partidos que impide la actividad política a los que, por ejemplo, justifican el racismo y la xenofobia, la justicia estaría del lado de Falange Española poniendo contra la pared a un juez por intentar investigar crímenes cometidos después de la Guerra Civil. Y eso cuando muchos de los asesinados aún figuran como desaparecidos y los cuerpos se encuentran esparcidos por cuentas y campos de la geografía española."

Viñeta de Manel Fontdevila

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