(para Arthur)
Nadie coge un tren pensando que va a descarrilar. Ni una diligencia, como la de Cuttlas, imaginando que va a tener un accidente. La posibilidad existe. Pero no es caso de ir pensando en ello a cada momento.
Eso sí, el día menos esperado una rueda tropieza con un pedrusco y todo comienza a dar vueltas -es lo que tiene la vida. Y mientras eso pasa se tiene la sensación de que ya será para siempre así: rodar y rodar (como aquel corrido mejicano), subir y bajar, descabalado y descalabrado, con la única esperanza de que los golpes duelan lo menos posible.
Paciencia. Como la diligencia de Cuttlas, todo volverá a su lugar. Sólo es cuestión de tiempo.
Llorad, llorad, valientes. Un texto de Irene Vallejo.
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*El duelo hay que edificarlo sin prisa, con ritmos arquitectónicos*. Más y
más, mes a mes. No es una enfermedad de la que curarse lo antes posible,
sino ...
Hace 3 semanas
2 comentarios:
alguna vez he recortado esa tira del períodico. Andaba visitando blogs. Un hola
Todo final, solo es un nuevo comienzo!! y que lindo que así sea...yo también solo visitaba blogs...y el tuyo me gustó. Saludos desde argentina!
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