jueves, 24 de enero de 2008

los trenes perdidos

Justo después de ver la película se me ocurrió el título de este post. Justo después de escribir el título me acordé de una sección nueva en un magacín matinal de la radio de los fines de semana. Qué curioso que, tras buscar en la página web de la emisora, el título de esa sección fuera el mismo. Se basa en los trenes que han perdido -o han dejado pasar- algunos personajes conocidos, partiendo de una idea del escritor José Carlos Somoza según la cual "para saber qué es lo que hay dentro de un escritor no hay que mirar en su mesa de trabajo, o en sus papeles, o su ordenador o su máquina de escribir... sino en la papelera: hay que descubrir qué es lo que ha ido descartando para conocerlo bien."

En un estilo y una ambientación de hace medio siglo, los personajes de "Lejos del cielo" se caracterizan precisamente por sus renuncias, por las sombras que proyecta la hipocresía social en el bajorrelieve de su alma aparentemente lisa y bruñida. Los personajes están dibujados con la piel fría y opaca de las estatuas. Pero dentro arde el deseo, un fuego que termina por escapar por los poros. Y los extintores que acechan alrededor (para combatir al diferente, por color, orientación sexual o cualquier otro motivo que se les antoje) apenas conseguirán sofocar -falsamente- las llamas durante un rato.

Nos pasamos tantos años en el andén que por fuerza vemos pasar muchos trenes. A algunos las circunstancias nos impiden subirnos, son trenes que no nos atrevemos a coger, pero que se vuelven tan largos que nunca cesan de rozarnos las narices. Otros trenes, sin embargo, los dejamos pasar voluntariamente mientras miramos con indiferencia el traqueteo de las ventanillas. Trenes que se nos escapan y trenes que dejamos pasar.

Aunque... ¿acaso no son muchas veces los mismos?



Lejos del cielo (Far from heaven). Todd Haynes, 2002.

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