No es porque haya hecho mucho frío, que no; ni porque haya sido uno de esos pesados días nublados, que tampoco; ni es por el coscorrón apresurado con el perfil de la puerta que casi me abre la ceja, ni porque nadie haya hecho o dicho nada que me moleste... No, nada de eso. Pero ha sido un día gris. En medio, un respiro luminoso: la tortilla de calabacín al mediodía.
Toda una celebración -aunque corta, que había poco tiempo.
Simple que es uno.
Llorad, llorad, valientes. Un texto de Irene Vallejo.
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*El duelo hay que edificarlo sin prisa, con ritmos arquitectónicos*. Más y
más, mes a mes. No es una enfermedad de la que curarse lo antes posible,
sino ...
Hace 4 semanas
1 comentario:
Tito, los pequeños placeres son los más intensos.
Besicos,
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