"Estoy sola", dijo Orlando en voz alta, porque no había nadie que la escuchara.
Los sabios todavía no han confirmado que el silencio parezca más profundo después del ruido. En cambio, muchas mujeres jurarían que nunca es tan sensible la soledad como inmediatamente después de que a uno le hayan hecho el amor. Al desvanecerse el rodar del carruaje, Orlando sintió que se alejaba de ella un Archiduque (eso no le importaba), una fortuna (eso no le importaba), un título (eso no le importaba), la seguridad y el aparato del matrimonio (eso no le importaba), pero oyó que la vida se alejaba, y un amante. "La vida y un amante" murmuró, y yendo a su escritorio, mojó la pluma en la tinta y escribió:
"La vida y un amante".
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Virginia Woolf: Orlando.
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Llorad, llorad, valientes. Un texto de Irene Vallejo.
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*El duelo hay que edificarlo sin prisa, con ritmos arquitectónicos*. Más y
más, mes a mes. No es una enfermedad de la que curarse lo antes posible,
sino ...
Hace 3 semanas
2 comentarios:
¡La Vida y un Amor!
¿Qué más pedir?
Besos mágicos, amorosos y púrpuras.
Amante, amor. lo que se pueda!
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