miércoles, 27 de octubre de 2010

tortilla




No es porque haya hecho mucho frío, que no; ni porque haya sido uno de esos pesados días nublados, que tampoco; ni es por el coscorrón apresurado con el perfil de la puerta que casi me abre la ceja, ni porque nadie haya hecho o dicho nada que me moleste... No, nada de eso. Pero ha sido un día gris. En medio, un respiro luminoso: la tortilla de calabacín al mediodía.

Toda una celebración -aunque corta, que había poco tiempo.

Simple que es uno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tito, los pequeños placeres son los más intensos.

Besicos,