jueves, 11 de octubre de 2007

víspera


Mañana estará a rebosar de gente.
Quizá luzca el sol.
Los colores salpicarán las calles y se agolparán en la plaza.
Por unas horas olerá a primavera.

Pero eso será mañana.
Hoy al mediodía el cielo gris amenaza con desplomarse.
El latón dorado está apagado.
Los esqueletos de hierro helados denuncian con su desnudez
que todo está vacío.
Y que también lo seguirá estando mañana
a pesar de los disfraces.

Actualizo: las previsiones se cumplieron, el sol acudió generoso a la cita y la gente arrebató la plaza y las calles de alrededor. Eso me han contado y eso me han mostrado.

2 comentarios:

RMS dijo...

Cómo son las vísperas. ¿Verdad?. A veces se hacen infinitas y no son lo que son. Me gustó el texto, profundo.
Un abrazo.

tentetieso dijo...

Pretendía trasladar el contraste entre el sentimiento interior -gris como el cielo de la foto- y el jolgorio alrededor de la ciudad en fiestas. Era inevitable al ver los andamios vacíos el pensar en el día siguiente en que se llenarían de flores, y la plaza de gente, y el aire de jotas.

Como dices, todo tiene sus vísperas, aunque no siempre sean fáciles de sobrellevar. ¿Y qué pasa cuando la vida se convierte en una víspera interminable de no se sabe qué?