Otro día de nieves.
Otra vez sopas de ajo.
Como la campana del perro de Pavlov, la nieve despierta reflejos irreprimibles en mis glándulas salivales que solo se calman cuando el calor llega al estómago.
Llorad, llorad, valientes. Un texto de Irene Vallejo.
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*El duelo hay que edificarlo sin prisa, con ritmos arquitectónicos*. Más y
más, mes a mes. No es una enfermedad de la que curarse lo antes posible,
sino ...
Hace 3 semanas
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