¡Qué paradoja! Con el tiempo que está haciendo -súbito invierno- y algunos nos vamos... a la playa. Lluvia intensa, frío y viento (casi) huracanado bajo un inmenso y pesado cielo gris. Pero también ratos de sol y brisa amable. Y siempre olor a sal y el sonido enfurecido -y jaleado por el viento- del mar. Un mar más fotogénico que nunca, pero también más juguetón, empeñado en rebasar la playa y subirse al paseo. Y, de paso, dar un buen susto al paseante confiado.
-Cuida que viene el agua, cuida que se acerca, cuida...
Y llegó. Hasta las rodillas.
-Vámonos que viene la tormenta. Vámonos que ya está aquí...
Y sí, allí estaba, descargando de repente con furia sobre nuestras cabezas.
Baño (involuntario) de noviembre. Por abajo y por arriba.
La vida es cuando llamas
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Hubo un tiempo en que nos quisimos mucho. Pero éramos muy jóvenes y la vida
nos separó. Tuve que irme lejos y no pudiste seguirme, eran otros tiempos.
H...
Hace 4 días
1 comentario:
Siempre que escucho o veo el mar me acuerdo de "Océano mar" de Baricco. Dónde unos personajes buscaban sanarse a través de él, otros intentaban encontrar el final del mar y otros dibujaban el mar con agua de mar.
El mar es hipnótico..., y no sólo es verano, verdad?
Saludos!
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