Estás solo y aburrido. Apático y desabrido. Al borde de compadecerte de ti mismo. Tu vida no parece merecer la pena. Quizá sí en el pasado, pero ahora...
Tranquilo. Hay un buen antídoto contra la desilusión. No juegues a imaginar quién podrías estar siendo ahora, dónde y con quién, si hubieras tomado otros caminos. Síguelos. Tus antiguas compañeras de fatigas siguen transitando por ellos y no puede decirse que con mejor fortuna. Arrieros somos todos en este viaje.
La memoria es demasiado generosa y la imaginación en exceso traidora. Desengáñate: los finales felices sólo se encuentran en las películas.
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Flores rotas. Jim Jarmusch, 2005.
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Llorad, llorad, valientes. Un texto de Irene Vallejo.
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*El duelo hay que edificarlo sin prisa, con ritmos arquitectónicos*. Más y
más, mes a mes. No es una enfermedad de la que curarse lo antes posible,
sino ...
Hace 4 semanas
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