Llámeseme descreído. No acabo de entender que, en mi ausencia, me hayan visitado un Papanoel o unos Reyesmagos tardíos (o simplemente un ángel) que han dejado sus ofrendas en la cocina. Y eso que no tiene chimenea.
A estas alturas de mi vida solitaria ya no cuento con llegar a casa al mediodía y encontrarme con unas borrajas recién hechas. Pero allí estaban.
Me han sabido a gloria. Porque estaban muy ricas. Porque hace tiempo que no las probaba. Y, sobre todo, porque estaban envueltas en cariño y adornadas con el lazo brillante de la sorpresa.
Por todos, por Maruxa, por las madres...
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A veces la publicidad sorprende por las emociones que provoca y no por la
incitación a la compra. Y saca las lágrimas y la nostalgia (aunque seas
cliente d...
Hace 2 semanas
3 comentarios:
Sabes que junto al mar tendrás siempre una sorpresa preparada :)
Y además, ¡te lo mereces! Que siempre has hecho eso y mucho màs por otr@s.
Besos mágicos y púrpuras
Eso pasa por ir por la vida conociendo rarit@s de otros mundos que te quieren mucho y gracias a vos a veces comen.
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