domingo, 10 de mayo de 2009

suicidio


Así fue como, a finales de diciembre del año 1924, apareció en las páginas del New York Times una carta al director, firmada p0r Jacques Rigaut:

"No hay motivos para vivir, pero tampoco hay motivos para morir. Desearía, señor director, que, a través de esta carta, los jóvenes de su ciudad comprendieran que la única manera con que se nos permite demostrar nuestro desdén por la vida es aceptarla. La vida no merece que nos tomemos el trabajo de abandonarla... El suicidio es muy cómodo, demasiado cómodo: yo no me he suicidado. Subsiste un pesar y es que no quisiera partir sin antes no estar seguro de que me llevo conmigo la estatua de la Libertad, el amor o los Estados Unidos. Envío, desde estas páginas, mi más enérgica protesta ante esa oleada absurda de suicidios en los puentes colgantes. Jóvenes de Nueva York, elegid suntuosos hoteles si queréis abandonar esta vida. Hay hoteles que son, francamente, muy literarios. Después de todo, el mundo de las letras descansa en los hoteles de la imaginación. En Europa lo saben desde hace tiempo y sólo se consideran elegantes los suicidios en el Ritz."



----------
Enrique Vila-Matas: Historia abreviada de la literatura portátil.
Anagrama, 1985
----------


En la fotografía, Louise Brooks

1 comentario:

DeClaudia dijo...

Todos conocemos a los bartlebys, son esos seres en los que habita una profunda negación del mundo. Toman su nombre del escribiente Bartleby, ese oficinista de un relato de Herman Melville que jamás ha sido visto leyendo, ni siquiera un periódico; que durante prolongados lapsos, se queda de pie mirando hacia fuera por la pálida ventana que hay tras un biombo, en dirección a un muro de ladrillo de Wall Street; que nunca bebe cerveza, ni té, ni café como los demás;que jamás ha ido a ninguna parte, pues vive en la oficina, incluso pasa en ella los domingos; que nunca ha dicho quién es, ni de donde viene, ni si tiene parientes en este mundo; que, cuando se le pregunta donde nació o se le encarga un trabajo o se le pide que cuente algo sobre él, responde siempre diciendo:
_ Preferiría no hacerlo.

Enrique Vila-Matas
BARTLEBY Y COMPAÑÍA
Ed. Anagrama. 2002