miércoles, 27 de mayo de 2009

infinitésimos


"He comprendido... que sólo las sensaciones mínimas y de cosas pequeñísimas son las que vivo intensamente. Será por mi amor a lo fútil por lo que esto me sucede. Puede que sea por mi propio escrúpulo en el detalle. Pero más bien creo ... que es porque lo mínimo, por no tener en absoluto importancia ninguna social o práctica, tiene, debido a la mera ausencia de esto, una independencia absoluta de asociaciones sucias con la realidad.

Lo mínimo ... me sabe siempre a irreal.

Lo inútil es bello porque es menos real que lo útil, que se continua y prolonga; al paso que lo maravilloso fútil, lo glorioso infinitesimal se queda donde está, no pasa de ser lo que es, vive libre e independiente. ...

El misterio nunca se transparenta tanto como en la contemplación de las pequeñas cosas que, como se mueven, son perfectamente traslúcidas a él, pues se detienen para dejarlo pasar."


Hay quien huye de la realidad lanzándose al vacío anónimo del espacio. Hay quien emprende el camino inverso hace la atrayente abstracción de lo infinitésimo. No importa la dirección, el caso es huir.

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Enrique Vila-Matas: Historia abreviada de la literatura portátil.
Anagrama, 1985
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("Louise Brooks envisioned as a cone",
traído de Lloyd's photostream)

1 comentario:

DeClaudia dijo...

Todos empezamos huyendo de algo concreto, y poco a poco nos dejamos seducir por la dulce inconsciencia del hecho de sentirnos al margen. Pero siempre aparece en el rincón más insospechado algún pedazo de ese espejo roto que es la consciencia, aguijoneando alguna herida abierta con el recuerdo de los cadáveres que hemos ido dejando atrás.
Huir ya no basta, hay que convertirse en la huida misma (fuga más bien).