Estos pensamientos nacieron espontáneamente de otros que se suponían desaparecidos. Bajaron de la montaña o quizás del lago, seguramente en una caja de cartón, seguramente en un autobús de línea. En la ciudad vivieron su momento de gloria. Hará un año de esto. Pero el tiempo atmosférico y el cronológico los extinguieron. Solo en apariencia. Ahora sé que permanecían agazapados en un lugar oscuro de la tierra. Este invierno, en algún momento impreciso, sin que nadie los requiriera, irrumpieron de nuevo a la luz. Y aquí campan de nuevo a sus anchas. Pequeños, humildes, discretos. Imbatibles en su fragilidad.
(Otros pensamientos siguen su mismo comportamiento, solo que enraizan en la cabeza)
¡No desperdicies el milagro de estar vivo!
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*Nadie nos avisa cuándo será la última vez. *
*No hay campana que suene, ni voz que advierta: "Esta es la última sonrisa
que verás de él." Simplemente p...
Hace 2 meses
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