Estos días de tiempo mudante, mobile qual piuma al vento, traen unos cielos espléndidos, excesivos, barrocos, que ayer se ribetearon de oro al anochecer.
No pude evitar sentirme un espectador privilegiado, de esos a los que se reservan los mejores palcos. Y encima sin pagar entrada. Eso sí, se exige puntualidad.
Llorad, llorad, valientes. Un texto de Irene Vallejo.
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*El duelo hay que edificarlo sin prisa, con ritmos arquitectónicos*. Más y
más, mes a mes. No es una enfermedad de la que curarse lo antes posible,
sino ...
Hace 3 semanas
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