Estos días de tiempo mudante, mobile qual piuma al vento, traen unos cielos espléndidos, excesivos, barrocos, que ayer se ribetearon de oro al anochecer.
No pude evitar sentirme un espectador privilegiado, de esos a los que se reservan los mejores palcos. Y encima sin pagar entrada. Eso sí, se exige puntualidad.
¡No desperdicies el milagro de estar vivo!
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*Nadie nos avisa cuándo será la última vez. *
*No hay campana que suene, ni voz que advierta: "Esta es la última sonrisa
que verás de él." Simplemente p...
Hace 3 meses
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