¿Hay odio más difícil de manejar que el que despierta el propio reflejo?
No hay espejo más revelador que aquella otra persona que con su actitud ante la vida nos coloca de frente ante nuestros miedos y frustraciones. Las recetas dicen que la salida más airosa consiste en reconciliarse con esas limitaciones, aunque obvien una advertencia sobre las dificultades que ello conlleva.
Sarah Morton (Charlotte Rampling), escritora de novela policíaca, encuentra un irritante espejo de su represión vital en general (y sexual en particular) en la hija de su editor, Julie (Ludivine Sagnier). Ozon dedica buena parte de la película a narrar sin prisas las fricciones del encuentro. Lamentablemente, estas pasan a un plano secundario cuando, a partir de la mitad, la película se lanza en caída libre en la trama detectivesca en la que se ven involucradas las protagonistas.
Swimming pool. François Ozon, 2003.
La vida es cuando llamas
-
Hubo un tiempo en que nos quisimos mucho. Pero éramos muy jóvenes y la vida
nos separó. Tuve que irme lejos y no pudiste seguirme, eran otros tiempos.
H...
Hace 4 meses
3 comentarios:
La verdad es que ni siquiera había oído hablar de esta peli. Eso sí, el comienzo de tu post me parece impresionante.
Me alegra haberme pasado.
Un beso.
siempre es interesante Ozon, aunque quizá prefiero otros títulos. tengo debilidad por Los amantes criminales, un morbosa versión moderna de hansel y gretel.
un abrazo.
Medio fuerte el tema, sólo uno sabe lo que se siente cuando se reconoce en otro ser.
Levanto la recomendación para buscarla...
Un abrazo.
Publicar un comentario