¡Ay de aquel que negare a la persona que ama! Mejor fuese para él que le atasen al cuello una rueda de molino y lo arrojasen al mar.
Porque aquel que negare al amado, a sí mismo se está negando. Y en todos los días de la eternidad no habrá de hallar descanso.
( Y bajaron al fondo del mar y lo hallaron sembrado de penitentes anclados a ruedas de molino)
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Contracorriente. Javier Fuentes-León, 2009.
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¡No desperdicies el milagro de estar vivo!
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*Nadie nos avisa cuándo será la última vez. *
*No hay campana que suene, ni voz que advierta: "Esta es la última sonrisa
que verás de él." Simplemente p...
Hace 2 meses
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