Inventarse el camino.
Compartir el asiento.
Elegir la parada.
Todo un lujo. Tan al alcance de la mano que se nos escurre entre los dedos.
-Perdona... estás sentado en mi asiento.
-No, mira, mira el número. Es mi asiento.
-Ehhh... ¿Adónde vas?
-Por allí.
-¿Y tú?
-Por allí también.
-Ehhh... ¿Ese es tu asiento?
-No. Tengo el mismo que tú... Creo que se han equivocado.
-¡Ah! Llegamos a la estación.
-Yo sigo.
-Yo me bajo aquí.
----------
L'homme du train. Michael Kuntz, 2009.
----------
El amigo imaginario de mi madre.
-
Relato de Pablo Castignani
Dicen que los niños suelen tener amigos imaginarios. Dicen también que
algunos ancianos llegan a comportarse como niños....
Hace 1 semana
No hay comentarios:
Publicar un comentario